top of page
Foto del escritorSandy Blackstar

Once upon a time in Hollywood (pero visto en México)

Actualizado: 26 feb 2020

Quentin Tarantino finalmente completó el filme número nueve del decálogo que tiene contemplado producir antes de retirarse.



El filme revela que después de todo no es tan glamuroso “el detrás de” el mundo de las personalidades de Hollywood, quienes dependen de su tiempo de vida ante los reflectores, y quienes muchas veces esconden una vida solitaria, llena de vicios y pasatiempos frugales.

El conflicto de Dicaprio es el llegar a la cima y sentir que se aproxima su inminente declive; su apacible y servicial asistente –otrora doble de riesgo– es en realidad su verdadero compañero, amigo y familiar.

La bondad de Once upon a time in Hollywood es que tiene algunos elementos ya muy característicos del cine de autor. Así, el toque de Tarantino hace del filme cosa “muy suya”.


Once upon a time in Hollywood con todos los ingredientes de Tarantino


Lo prometido es deuda y Quentin Tarantino finalmente completó el filme número nueve del decálogo que tiene contemplado producir antes de retirarse –al menos eso cuenta la leyenda. Ya se había murmurado mucho que el reparto estaría a cargo nada más y nada menos que de Leonardo Dicaprio y Brad Pitt, ambos haciendo mancuerna; lo que no conoceríamos hasta ver la cinta es el cómo y el para qué, a sabiendas que el sello de “la casa Tarantino” siempre suele incluir situaciones que oscilan entre el ridículo y el humor negro para los personajes que, muy a la usanza gore, se debaten entre la vida y la muerte.

Ya el título del filme pronosticaba que esta entrega estaría dedicada a homenajear los mejores momentos del arte fílmico de Hollywood. Luego, era de esperarse que el personaje interpretado por Leonardo Dicaprio (Rick Dalton) fuera justamente una estrella de Hollywood venida a menos y que su doble de riesgo fuera, Cliff Booth, interpretado por Brad Pitt. Ellos dos muestran cómo después del “corte” se fundan reales amistades entre la gente del mundo del entretenimiento. El conflicto de Dicaprio es el llegar a la cima y sentir que se aproxima su inminente declive; su apacible y servicial asistente –otrora doble de riesgo– es en realidad su verdadero compañero, amigo y familiar. Así, el filme revela que después de todo no es tan glamuroso “el detrás de” el mundo de las personalidades de Hollywood, quienes dependen de su tiempo de vida ante los reflectores, y quienes muchas veces esconden una vida solitaria, llena de vicios y pasatiempos frugales. A la par, sucede en una deliciosa coincidencias, de ésas que tanto gusta de plantear Tarantino, que los vecinos de Rick Dalton son nada más y nada menos que Roman Polansky y su esposa, la rubia despampanante actriz en ascenso, Sharon Tate. Luego, se va tejiendo el ingrediente tensión desde apenas iniciada la cinta, pues es bien sabido cuál fue el fatídico destino final de Sharon Tate, al ser uno de los blancos del clan de Charles Manson.


Muy a la usanza de Tarantino, éste nos inmiscuye en un ambiente desfachatado, hippioso y pacífico de los años 60 para mostrarnos con ironía cómo los delincuentes, asesinos y otros venidos a menos, lloran en los rincones a pesar de que todo a su alrededor parezca esplendoroso. Tarantino tiene el acierto de mostrar el detrás de su mancuerna de personajes para revelarnos su lado más humano, defectuoso y sórdido. Rick Dalton es alguien con una autoexigencia enorme, pues está acostumbrado a estar en la cima; luego, le angustia saberse “desechable”, ahora que anda en los cuarentas y que no logra aprenderse sus líneas como antes. En el caso de Cliff Booth, interpretado por Brad Pitt, asume su rol de asistente con resignación y buena gana; sin embargo, él es un recordatorio constante de que su patrón se está yendo al fracaso y quizás él hacia el desempleo, pues hay una tensión disimulada en el hecho de que, en vez de desempeñar su rol de doble de riesgos, esté allí para ser el chofer y versátil empleado de aquél que cada vez tiene menos claro cómo despuntar en su carrera actoral.



La bondad de Once upon a time in Hollywood es que tiene algunos elementos ya muy característicos del cine de autor. Así, el toque de Tarantino hace del filme cosa “muy suya”. Aquí algunos de los elementos presentes en la filmografía de Tarantino:

1. La banda sonora, que muchas veces genera disonancia o un efecto irónico y burlón para con las acciones presentadas en el filme. Se emplean muchas canciones de los años 60’s, pero siempre con un matiz caricaturesco y pícaro que sabemos que sólo puede avisar que las cosas estallarán en trifulca.


2. La mancuerna de los personajes pueden estar en situación realmente de apuro, ya sea juntos o separados, pero por cómo se da el encadenamiento de lo chusco, no podemos sino reírnos y confiar en que de algún bizarro modo sabrán resolverlo, muera quien muera.

3. Hay toneladas de expresiones altisonantes y procaces, pues los héroes de Tarantino son personajes poco virtuosos que suelen exhibir su lado más vulgar o defectuoso, generando enorme simpatía en el espectador.


4. Planos secuencia, es decir, conjunto de tomas que narran una misma acción antes del corte. Hay un plano secuencia en particular, cuando Cliff Booth le da ridea una de las chicas del clan Manson; nos parece tensísima e interminable la secuencia de tomas, para mostrarnos cómo se desenvuelven en un fantasioso hálito de poder los hippies a disposición de Charles Manson; en adición, y para generar más tensión incómoda, la contrariedad de que Booth insiste en saludar al dueño del lugar, a quien no se le ve por ningún lado, y a quien conoció años atrás en un rodaje. Lo predecible es pensar que Booth hallará al anciano muerto. Lo que Tarantino resuelve es que Booth termine dando un puñetazo a uno de los del clan, quien deliberadamente decide poncharle la llanta, justo cuando él ya pensaba irse pacíficamente. En resumen: es una bondad que Tarantino sabe salirse del sitio común para entregarnos la situación más chusca e impredecible.


5. En el clímax por acción siempre se tiene una aceleración de los eventos. En el caso de este filme, se recurrió a la estructura narrativa de historias contrapunto, es decir, que convergen, en una situación de altísima peligrosidad y con potencial sangriento para poner en evidencia que los eventos ya no tienen remedio, y que es mejor que los personajes acudan a sus mejores argucias para salvar la vida; todo esto en un contexto casi absurdo y ridículo. En este caso, el doble de riesgo realmente desempeña un heroico papel para guardar las espaldas de su empleador y amigo. Por su parte, Rick Dalton tiene un oportunidad de lucirse cuando es inesperadamente atacado mientras escuchaba música dentro de su piscina. Lo que sí se les puede anticipar, sin hacerles el spoiler, es que una situación que terminaría fatídicamente en asesinatos perpetrados por un grupo de los fanáticos de Manson, termina en una chusca situación de invasión en propiedad privada, donde las cosas se ponen muy gore; además, nuestra pareja de personajes protagónicos tienen su oportunidad para brillar como auténticos héroes de Holywood.


6. Tarantino gusta de proponer finales alternativos porque eso le resta formalismo y responsabilidad histórica a la trama; además, gracias a este fantasear libremente del director, sus filmes pueden vestirse de sátira, cosa que es “el sello de la casa”.

Algo a destacar en Tarantino es que aparentemente da rodeos o se desvía de la acción, pero a entender que estos cortos o largos paréntesis que propone, por medio de tomas y encuadres, son parte de su discurso. Luego, hay un largo plano secuencia de Rick Dalton ensayando sus parlamentos junto con una nueva generación de actores, en este caso la pequeña Trudi (Julie Butters), para mostrar la decadencia del personaje estilo vaquero que es desplazado por los nuevos talentos, pero también, este momento del filme muestra la amistad y compañerismo que se teje entre los miembros de un casting cuando no están en escena. En este respecto, es muy notorio cómo luego de una tensa escena donde, como parte de su actuación, Trudi es arrojada al piso por Dalton, éste, luego del corte, corre a preguntarle si se encuentra bien. Recodar que Umma Turman tiempo atrás se quejó de los muchos maltratos físicos que sufrió mientras grabó con Tarantino la famosísima Kill Bill; probablemente, toda esta serie de tomas obedecen a plantear un discurso dignificante para las actrices mujeres, y para con los lazos empáticos que suceden entre actores que se la viven en el set. De este mismo modo, hay que reconocerle a Tarantino el énfasis que puso en mostrar al personaje de Sharon Tate como una persona profunda y tridimensional, más allá de ser la bomba sexy; quizás Tarantino pudo ahorrarse el que ella entrara con toda humildad a ver su propio filme, haciéndose rodear de la gente común y corriente; también Tate se permite dar “aventón” a una de las chicas del clan de Charles Manson y se nos revela también como una sensible mujer que es capaz de ir sorprender a su esposo con un libro de ésos difíciles de conseguir. Todo ello es un discurso deliberado de Tarantino para dignificar el género femenino, por medio de sus personajes.



Cabe destacar que es necesario estar empapado de los eventos que sucedieron entre los Polanski y el clan de Charles Manson; esto le dará al espectador una brújula y podrá sentir cómo se teje la tensión dramática conforme avanzan las acciones hacia el clímax o culminación de la trama. Afortunadamente, Tarantino gusta de fantasear a la hora de los desenlaces, proponiendo desenlaces alternos que distorsionan e hiperbolizan los eventos reales. Y sin embargo, la película es redonda, congruente y muy dentro del estilo de un director tan encumbrado como lo es Quentin Tarantino.


Once upon a time in Hollywood muestra una cara tridimensional de Hollywood: El frente a las cámaras con Rick Dalton y Sharon Tate (también hay algunas inserciones de películas donde figura el encumbrado y sólido actor y director Clint Eastwood). El detrás de las cámaras con los ensayos de Bruce Lee detrás del set de grabación, con las propuestas laborales de un alto ejecutivo representado por Al Pacino, y con la vida holgada y glamourosa de personalidades de talla grande como los Polanski. Pero también, una tercera cara, el punto de fuga y en perspectiva: el contexto socio-histórico de la época en donde, en plena revolución sexual y liberal, hay hippies muy open mind abogando por el cese de la guerra de Vietnam y por una vida menos consumista; pero también hay otros fanatizados, desconectados de su realidad y planeando acciones contrarias al amor y la paz, como la familia de Charles Manson. (quien, por cierto, casi no aparece, lo cual es otro acierto irónico de Tarantino: ¿para qué darle la relevancia y protagonismo a quien ni siquiera se manchó las manos?).



Creo que para ver cualquier película de Quentin Tarantino tienes que saber primero a lo que vas. Segundo: debes estudiar el contexto histórico en donde va a insertar a sus personajes defectuosos, quienes habrán de generar desastres y polémica, como parte de la serie de eventos que hilvanan la situación satírica. Desde luego que recomiendo este filme, en donde, por cierto, Brad Pitt y Leonardo Dicaprio se confirman como consolidados actores de talla grande, así como hacer un digno homenaje a la casa y al cine que los ha visto crecer: Hollywood.

31 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page