Apenas el domingo pasado 27 de marzo del 2022, día tan rutinario como familiar, tuvo lugar la ya famosa entrega de los premios Oscar, para galardonar a los mejores filmes del año en algunas de sus varias categorías. Y, luego de una transmisión de alrededor de 3 horas, plagada de cortes comerciales y de espacios de conducción desventurados con ese simplón, y hasta incómodo humor gringo, finalizó una premiación desatinada en varias maneras. ¿Quién ganó realmente la presea? ¿Acaso se premiaron las mejores producciones, elencos y equipos de producción? ¿No acaso quien recibe preseas es el tema acordado por la Academia como políticamente correcto? En lo personal, me parece que quedó desdibujada la esencia de la premiación, para ceder protagonismo al tema de la inclusión y lo multicultural. Y no es que yo esté en contra de ello; al contrario: qué gusto saber que en materia fílmica ya hay más narrativas que aquellas de corte estrictamente estadounidense. Lo que sucede es que realmente se sintió forzada la entrega de ciertos premios, con tal de ceder espacio a todas las razas, credos e idiomas. ¿Por qué esta ceremonia se ha tornado en un evento donde se diluye tanto la verdadera calidad fílmica de los aspirantes al premio? Yo les pregunto, ¿realmente se premiaron a los mejores actores y a la mejor película del año? Considero que no. Se premiaron temas y roles sociales dentro de una acotada agenda, donde urge poner a Hollywood dentro del mapa global, multicultural, buena onda e inclusivo, so riesgo de diluirse frente a otras plataformas que nos brindan cine a través de internet.
Muy vulgarmente, en el clímax de la ceremonia, se otorgó el premio de Mejor actor principal al salvajismo y a la nula gestión emocional del actor afroamericano Will Smith, quien distó mucho de ser elogiado por encarnar al esforzado hombre y padre de familia en tierra estadounidense. Sí, eso es lo que hay en esencia detrás del personaje King Richard (nombre del filme en inglés, El método Williams en español). Poco importó de qué habló en su discurso de aceptación del premio, pues, como es bien sabido, minutos antes, había montado un numerito bastante embarazoso que culminó con un puñetazo en la cara del conductor Chirs Rock. Y da igual por qué lo hizo. Violencia engendra más violencia y no era ni el momento, ni la forma, ni el lugar. Piénsenlo bien: al final del día, y con más de 40 memes derivados de tan procaz escena, lo que imperó fue el morboso escándalo de dicha trasgresión física y fue en vano tratar de salvar si el personaje que interpretó Will Smith en King Richards valió la pena o no.
Por otro lado, la también inconveniencia de la conductora Amy Schumer, quien haciendo una broma muy pesada, movió de su silla a Kirsten Dunst, la nominada al Oscar como mejor actriz de reparto, en el filme El poder del perro (Power of the dog). Schumer mencionó que la actriz era “un relleno de asiento” y sinceramente ese chiste no cayó en gracia. Quitó de su asiento a una invitada de honor para decir una serie de líneas que, o merecían edición, o de plano pudieron ser prescindibles. Al menos compensó un poquito el que la directora de dicho filme, Jane Champion, obtuviera la presea de Mejor dirección. Con esta presea, la ceremonia de los premios Oscars cumplió, al ceder su sitio de honor al tema femenino/ feminista, el cual, aun con su auge, todavía es minoritario.
Ya por último, y con cierre de oro, la controversial recompensa como mejor película para CODA, un filme bien logrado, pero sin ninguna espectacularidad, y más si partimos de la base de que es un remake de su antecesora francesa del 2014, La familia Bélier, la cual, en mi opinión, tiene mejor realización y un sello personal distintivo, si del tema de inclusión se trata. Siempre los remakes tienen el compromiso de darle la vuelta, o el cambio de enfoque a su antecesor; sin embargo acá, derivaron una versión agringada y que a veces incurre en clichés y en excesos de un humor muy a la "american way of life" (por ejemplo cuando la protagonista está filtreando con su primer amor). Aclaro que, con todo, me da enorme gusto por nuestro actor mexicano Eugenio Derbez, quien forma parte del elenco de esta galardonada cinta, interpretando al significativo profesor de canto de la protagonista; sin embargo, nuevamente vino a mí la pregunta: ¿están realmente premiando a la mejor realización cinematográfica del año, o más bien están premiando al filme en donde se tocó más el tema de las minorías y de la inclusión?
Duna se llevó 10 merecidos Oscar entre los que destacan: Mejor banda sonora, Mejores efectos especiales, Mejor fotografía, Mejor diseño de producción, Mejor guión adaptado. ¿No les parece casi lógico que quizá ésta era la opción para ganar Mejor película? Los premios Oscar 2022 fueron un esfuerzo viviente donde se intentó dar gustó a todos; así es que repartieron los premios varios entre los filmes nominados, en un afán de no dejar a nadie sin un pedazo del pastel. Y sin embargo, Licorice Pizza se fue con las manos vacías -cosa que todavía me extraña-; creo, y dadas las características de esta entrega de premios, que a Licorice Pizza debieron darle el Oscar por Mejor guión original.
En resumen, creo que lo mejor que pueden hacer es mirar los filmes varios nominados para que se den la oportunidad de ser realmente incluyentes y darle oportunidad, estén premiados o no, a los varios trabajos cinematográficos de este año. Hubo muy buenas películas, pues cada una tiene lo suyo. Yo la verdad ya no me confiaría de que quién obtuvo el Oscar y quién no, pues ya se vio que la cosa estuvo muy politizada, injusta y dispareja, en aras de jugar a la inclusión.
¿Qué epílogo nos deja la escandalosa actuación de Will Smith? Yo diría que la esencia del cine, del 7º arte, queda salpicada de sensacionalismo, de hostilidad y de prepotente violencia, cuando importa más lo que hizo y dijo el actor en un minuto, que todo el trabajo fílmico y actoral de un año entero de tantas personas dedicadas a hacer cine. Todos ellos se merecen que en la ceremonia que conmemora el cine se hable de cine y no de chismes, violencias y otras efervescencias contextuales.
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