Jojo Rabbit se fue con poco, pero con mucho demuestra cómo se hace un guión adaptado
El Oscar a mejor película y película extranjera recae en Parásitos
Para sorpresa de muchos, la premiada como mejor película extranjera, mejor película del año y mejor director (Bong Joon-ho) fue Parásitos, película coreana que, en general, gozó mucho del gusto del público, gracias a su magistral manera de plantear peripecias a lo largo de su desarrollo.
Parásitos desplazó, con tanto premio, a Jojo Rabbit; sin embargo, Jojo Rabbit cobra vida por el multicolor de sus subtramas.
El filme 1917, del director Sam Méndez, parecía ser la predilecta
En la entrega de los Golden Globes el filme 1917, del director Sam Méndez, se apuntó como predilecta por su impecable realización cinematográfica; todo gracias al único plano secuencia con que se cuenta toda la trama.
Prejuicios contra Jojo Rabbit
Cuando vi en cartera Jojo Rabbit pensé: “no, otra película más sobre los nazis y sus asechanzas en contra de los judíos”.
Recién tuvo cede la nonagésima segunda entrega de los premios Oscar, otorgados por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, para homenajear a las mejores películas y actores del 2019. Muy repartidas estaban las apuestas hacia el que sería mejor premio a mejor película, sobre todo cuando en la entrega de los Golden Globes el filme 1917, del director Sam Méndez, se apuntó como predilecta, debido a su impecable realización cinematográfica; todo gracias al único plano secuencia con que se cuenta toda la trama (la misión de soldado inglés, de principio a fin, cuyo objetivo es evitar que el ejército al que pertenece combata al día siguiente, pues ello les significaría morder el anzuelo y morir dentro de una trampa dejada por los nazis).
Sin embargo, los premios sucedieron, y, para sorpresa de muchos, la premiada como mejor película extranjera, mejor película del año y mejor director (Bong Joon-ho) fue Parásitos, película coreana que, en general, gozó mucho del gusto del público, gracias a su magistral manera de plantear peripecias a lo largo de su desarrollo, a partir de que los empleados de una adinerada casa, decidieran instalarse y defender su permanencia dentro de ella, sin que los dueños reales de la casa se dieran cuenta; creo que todo ello la hace digna merecedora del Oscar que recibió por su guión original. Claro que no todo es tan inocente como parece, resulta que éste es el año en el cual se conmemora el cine coreano, y, sin restar importancia a la excelente calidad de este filme, resultaba políticamente correcto que, en esta entrega de los premios Oscar, se diera una oportunidad de destacar al cine extranjero, tal y como sucedió hace un año con Roma (película mexicana, dirigida por Alfonso Cuarón). Cabe recordar que One upon a time in Hollywood no se fue con las manos vacías, pues ganó el significativo premio de mejor actor de reparto, a manos de Brad Pitt (quien, en lo personal, considero que tiene más que merecida la presea dorada). El irlandés, del tan sólido y aclamado Scorcese, realmente pasó inadvertida; y es que, una de sus nominaciones, premio de mejor guión original, quedó en manos de Jojo Rabbit, película dirigida por Taika Wiatiki de la cual quisiera hablarles un poco más ya que ha quedado fuera del reflector ¿Qué qué obtuvo entonces 1917? Pues nada más y nada menos que el Oscar a mejor fotografía, lo cual me parece perfectamente justo. Y bueno, las estatuillas para mejores actores protagónicos quedaron en manos de Joaquin Phoenix y René Zellweger, de quienes preferiría no escatimar líneas en futuro programa.
Como dije líneas arriba, cuando vi en cartera Jojo Rabbit pensé: “no, otra película más sobre los nazis y sus asechanzas en contra de los judíos”. No es que el tema me desagrade, lo que pasa es que, ante tal abundancia de filmes al respecto, es difícil hallar la novedad o la aguja en el pajar. Honestamente, y desde mi apreciación de escritora, este filme lo tiene todo; de modo que no importa que no haya sido premiado como mejor película o mejor película extranjera; tiene más que merecida su presea por guión adaptado. ¿Y qué a rescatar de ella, dentro del sitio común que presupone su tema? Creo que de principio a fin me quedo con las subtramas y con la novedosa y sutil forma en que adiciona el ingrediente cómico a los hechos de ser alemán y vivir tremendas cosas, en un abrir y cerrar de ojos, dentro del régimen nazi. Siempre he pensado que una historia bien contada sabe conducirnos del negro al blanco, pasando por una variada y natural gama de colores; y creo que es justamente esto lo que sucede con Jojo Rabbit, filme que nos hace muy digerible, vivencial y humano el asunto del nacismo, visto a través de un pequeño, quien forma parte de las juventudes nazis; me refiero a Jojo, más tarde apodado por su grupo de “boy scouts” Jojo Rabbit. Realmente es un acierto que al espectador se le muestre el tremendo terror nazi, a través de la inocencia de un niño alemán, quien además de visualizar a Hitler como un mandatario digno de respeto, le da vida cuando se convierte en su heroico amigo imaginario. El conflicto del filme sucede bien al inicio, cuando la madre de Jojo, Rosie (Scarlet Johansson), se muestra en contra a los designios nazis; y un poco más adelante, el fanatizado Jojo se entera de que su madre (única compañía y familia, según nos revela el filme) ha decidido esconder en una guardilla, tras la pared de la otrora recámara de su hermana, a una chica adolescente judía, Elsa (interpretada por Thomasin McKenzie). Dicha revelación pone en crisis las categóricas ideas que tenía Jojo, en torno al tema judío, pues es cuestionado desde su corazón por qué una chica común y corriente, como él, no tendría derecho a la vida y por qué tendría que ser considerada, de principio a fin, repulsiva; además, fue justamente su madre quien la protegió en su casa (!). Jojo experimenta su camino hacia la maduración y el primer amor, a través de ir adentrándose al relato de Elsa, quien, a manera de juego, promete referirle aspectos de los “terribles judíos” con miras a que Jojo pueda hacer un libro compilatorio de autoría propia. A lo largo de la trama, y conforme Jojo va empatizando con Elsa, también se va desilusionando de Adolf Hitler, y de todo lo competente a los nazis, quien en su círculo de niños aprendices han decidido apodarlo Jojo Rabbit, cuando Jojo falló la prueba de rigor de iniciación, la cual consistía en matar a sangre fría a un conejo.
Jojo Rabbit es este filme que nos muestra los altibajos tan normales como reales de las relaciones humanas; nos revela cómo se ilusiona, decepciona y enfurece un niño alemán ordinario, al cual simplemente le tocó nacer y formar parte de la nación que le ha declarado la guerra a todo el mundo, empezando por los judíos. Jojo Rabbit revela la dulzura, ternura y amor femeninos imperecederos para la humanidad de cualquier raza, a través de sus dos personajes mujeres, la madre de Jojo y su nueva amiga clandestina, Elsa. No cabe duda de que la guerra no la imaginaron, ni protagonizaron las mujeres. Y sin revelarles la vuelta de tuerca del clímax, Jojo paga las más cruentas consecuencias de un régimen dictatorial que trata por traidores, y por igual, a cualquier persona que intente tender la mano a otro igual, de su especie, es decir, a otro ser humano. Jojo lo gana todo y lo pierde todo durante la guerra. Y quizás sea muy subjetiva mi apreciación del filme, pero creo que cuando los personajes secundarios se te vuelven entrañables en dos horas; cuando el filme logra ponernos dentro del escenario problemático de una guerra, que es a la vez la cotidianidad de sus personajes, no nos queda duda de que ése es un filme que nos envuelve y nos cuenta una historia que jamás pasará de moda: las patías y antipatías entre seres humanos.
Creo que nunca antes vi en un tamiz tan agridulce al personaje caricaturizado de Adolf Hitler; de modo que éste al principio nos parece curioso, y casi agradable, brindando consejos a Jojo; de modo que al final nos resulta incómodo y ajeno dentro de la habitación del muchacho que no comparte más sus radicales ideas sobre el tema judío. (Y por cierto, como dato curioso, quien interpreta a Hitler es nada más y nada menos que el director del filme).
Con toda certeza, es una bondad ver el filme Jojo Rabbit apelando a la subjetividad inherente a cada uno de nosotros: cada quien aprecia desde su propia lupa, pero también, nadie experimenta en cabeza ajena. Así, ni es justo decir que todos los alemanes fueron nazis crueles e implacables, ni se vale aseverar que todos los judíos, porque sí, “por defecto de raza” merecían menosprecios, mucho menos la pena de muerte. Jojo Rabbit exhibe cómo la naturaleza inocente de los niños mira a todos por igual; ya más adelante, con el crecimiento y la educación, surgen las segregaciones e inconvenientes discriminaciones que ponen a ciertas personas de un lado o del otro.
¿Acaso Jojo Rabbit merecía la presea a mejor filme? ¿Y por qué no? Todo es cuestión de enfoques y de qué temas y qué matices se ponen de moda en un año a la entrega de los Oscares. Claro que me declaro más que contenta con que Parásitos hiciera su año, dejando claro que los extranjeros son también una clase de ser humano que saben hacer excelentes filmes, pero no quería que quedara por un lado este magnífico filme, donde el tema extranjero, y tal vez parasitario (a través de la inquilina Elsa) se pone en evidencia. Que cada quien se dé la oportunidad. La verdad es que este año tuvo nutrida y espléndida charola de películas, así como para hacerle la tarde a cualquiera.
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